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DESGASTE Y FRUSTRACIÓN DEL PROFESIONAL SANITARIO EN SU TRABAJO

Por

El Prof. Dr. D. José Antonio Flórez Lozano

Catedrático de Ciencias de la Conducta de la Universidad de Oviedo

 

De izquierda a derecha, el Presentador, el Presidente de la Academia y el Conferenciante.

La conferencia, organizada por la Academia de Medicina de Cantabria, tuvo lugar en el Centro Cultural Modesto Tapia de la Obra Social de Caja Cantabria. Y fue presentada por el Dr. D. Juan José Fernández Teijeiro, académico de número de esta Corporación. Pueden observarse las fotos de la Mesa Presidencial, presentador y conferenciante pulsando aqui.

    

         Ayudado por una presentación en soporte audiovisual, el Profesor Flórez Lozano realizó en primer lugar una breve introducción sobre la situación actual del profesional  sanitario, y las diferencias con la consideración social del mismo que se tenía años atrás.

 

A continuación, el conferenciante pasó al examen de los factores más relevantes en el denominado “síndrome del burn out”o del “profesional quemado” en especial relación al personal facultativo sanitario, destacando algunos de ellos como la presión asistencial por la acumulación de trabajo y de pacientes en especial en asistencia primaria, la baja cuantía de la retribución económica en comparación a los países desarrollados de nuestro entorno, la falta de sistemas de protección adecuados contra la agresividad de los asistidos y sus familiares, la falta de medidas de formación y prevención contra los riesgos laborales derivados de la dedicación al cuidado de la salud de los demás, etc.

 

 

 

Los diferentes factores se pueden concatenar en una relación causa-efecto llegando a crear un auténtico círculo vicioso para el profesional sanitario que los sufre.

 

Una de las innovaciones expuestas por el Dr. Flórez ha sido destacar la figura de los denominados “microestresores”, incluyendo en esta denominación todas aquellas circunstancias que carecen de fuerza estresora por si mismas, pero de cuya constante acumulación en la rutina diaria del profesional puede llegar a surgir un agotamiento físico, psíquico y emocional para el facultativo. Dentro de ellos se pueden incluir los problemas planteados por una llamada de los cargos administrativos, las quejas de los pacientes ante la lentitud de la asistencia, la agresividad de ciertos pacientes, la necesidad de prestar la asistencia con el mínimo coste impuesta desde la gerencia, la sobrecarga de trabajo, y la falta de una tiempo libre para dedicarlo a una adecuada comunicación con la pareja y la familia.

 

            Del análisis de las familias con al menos un profesional dedicado a la sanidad, resulta evidente según afirmó el conferenciante, un importante índice de fracaso matrimonial, seguido de numerosos divorcios y separaciones, que derivan en muchas ocasiones de la falta de dedicación a la familia por no tener tiempo ni fuerzas para ello.

 

            Esto reviste todavía mayor gravedad debido a que es precisamente la familia uno de los elementos que mejor sirven para estabilizar y proteger la salud física y mental del profesional sanitario frente a los citados microestresores, al permitirle desconectar del trabajo y descansar adecuadamente fuera de su horario laboral, por lo que al perderse ese “refugio”, se queda solo y desprotegido frente a la posibilidad de desgaste laboral.

 

            Otros factores analizados a lo largo de la conferencia fueron el mismo ambiente laboral, con referencia a los casos de mobbing, y la falta de apoyo dentro del propio equipo sanitario, debida a una fuerte competitividad.

 

            A la completa explicación del conferenciante siguieron varias intervenciones de los asistentes, que suscitaron cuestiones tales como:

 

            ¿Es recomendable un distanciamiento total entre el médico y los pacientes como modo de evitar que la situación de estos últimos provoque al profesional que lo asiste un desgaste emocional?

 

            En este caso, el Prof. Flórez Lozano afirmó que en su opinión un distanciamiento total no es recomendable, puesto que suele llevar al vaciamiento emocional del profesional, que acaba por ver su trabajo asistencial como algo puramente mecánico.

 

Tampoco es recomendable una proximidad excesiva, que sí acaba por producir agotamiento al facultativo, y sensación de fracaso cuando el tratamiento no da los resultados esperados por el paciente.

 

Lo ideal entonces sería encontrar una situación de equilibrio que permita observar las necesidades y posibilidades de curación de los asistidos con objetividad, pero sin que ello lleve al médico a perder la noción de la vertiente vocacional de su profesión.

 

 

¿Son las mujeres menos o más vulnerables al desgaste profesional en este campo?

 

Del análisis práctico de la incidencia de este síndrome, afirmó el conferenciante que se deduce claramente que son más vulnerables.

 

Una de las razones que lo pueden explicar es la falta de una adecuada conciliación entre la vida profesional y familiar, pese a las numerosas iniciativas surgidas en ese sentido.

 

En la actualidad, aun cuando el varón se ha incorporado significativamente a la realización de las tareas domésticas, es la mujer la que en la mayor parte de las ocasiones lleva mayor peso de responsabilidad en cuanto a la administración y programación del hogar familiar en el día a día. Por ello, a los denominados microestresores se unen otros de similar significación pero respecto al mundo doméstico y en relación a su función de ama de casa y madre, provocando un mayor peligro de agotamiento físico y psíquico en la mitad femenina de la población.